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Todo sucedió en el Boa Steakhouse. No sé qué debe de servir este local pero las celebrities siempre lo abandonan en condiciones más que lamentables o lo que es lo mismo, borrachos perdidos.
Los paparazzis siguieron a Anderson hasta allí y la grabaron bebiendo vino animadamente, riendo y rodeada de hombres. En las imágenes vemos cómo, de repente, la actriz se levanta de su silla y, rollo stripper de carretera, empieza a acariciar a uno de los comensales que está con ella mientras él, inútilmente, intenta llamar al camarero para que le sirva (posiblemente más vino) mientras Pam se contonea a su alrededor sin demasiado éxito.
Ante la negativa del primero, Pam le planta el culo al otro comensal entre las piernas, pero solo fugazmente ya que tampoco parece reaccionar demasiado. ¿Está perdiendo Anderson todo su sex appeal? ¿Es tan fácil conseguirla que pierde todo su interés?
Acto seguido la actriz ya no aguanta más sentada y su cuerpo le pide marcha, así que se levanta seguida de un tercer caballero, este ya más vivaracho que sus predecesores, y empiezan a bailar en medio del local. Él la agarra de la cintura y, tras unos pasitos en la improvisada pista, la celebrity — que ya tiene una edad- cae rendida en la mesa de nuevo.
Pero, tras recuperar fuerzas y beberse otra copita, vuelve a las andadas con el hombre del inicio - el que llamaba al camarero - que, tras ingerir más vino, se encuentra más que predispuesto a bailar salsita con Pamela.
Finalmente y tras el bochornoso espectáculo, la actriz sale del local desorientada y con la sonrisa bobalicona, mientras los paparazzis (más que felices con las imágenes conseguidas) le preguntan qué tal le ha sentado el bailoteo. Ir de mano en mano, de vergüenza.
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