Héctor Aníbal abrió el concierto |
50 mil personas abarrotaron el Estadio Olímpico y desafiaron el torrencial aguacero que cayó casi toda la noche
Con todo y la lluvia que empapó todo pero no restó entusiasmo, el esperado concierto de Juan Luis Guerra se dio vibrante anoche en el Estadio Olímpico. Miles de seguidores del astro dominicano del arte popular movieron sus cinturas “lubricadas” por un aguacero torrencial.
Su repertorio comenzó con el tema “Apaga y vámonos”. Previamente actuó como anfitrión Héctor Aníbal mientras todavía miles hacían filas para entrar. En la foto, Juanes canta con Juan Luis.
A pesar de la gran lluvia que caía ayer sobre el Estadio Olímpico, a las 9:22 de la noche Juan Luis Guerra comenzó a tocar el tema “Apaga y vámonos”, dando inicio a la presentación de "AsondeGuerra".
Con una gran parte del público con paraguas en las manos, y gran cantidad de personas que todavía estaban en la larga fila de afuera, Juan Luis se dirigió al público de su país.
“Buenas noches Santo Domingo, un placer estar aquí con ustedes. ¡Qué viva República Dominicana!”. Esas fueron sus primeras palabras para luego entonar “La bilirrubina”, en medio de la algarabía del público.
El tercer tema de la noche lluviosa del multipremiado artista dominicano en el Estadio Olímpico fue “La travesía”... mientras la gente estaba bajo la lluvia pero parecía no importarle, ya que no paraba de mover sus cuerpos al compás de la armoniosa música y el excelente sonido. Dos pantallas gigantes, ubicadas, a ambos extremos del escenario facilitaban la visión.
Tras “La llave de mi corazón” se le oyó decir: ¿Y cómo la están pasando? Esa lluvia es de bendición, no se preocupen”, para de inmediato cantar su éxito Bachata Rosa.
A las 10:00, sin parar la lluvia, Juan Luis entonó el merengue “Como yo te quiero”, para seguir con el tema social “El costo de la vida”, momento en el que se vio a muchas personas abandonar la instalación deportiva para no seguir mojándose.
Pero Juan Luis, que ofreció una noche de bachata, merengue, salsa y balada pop, tenía una gran sorpresa para los que se quedaron: a las 10:05 apareció el colombiano Juanes y cantaron a dúo el tema “La calle está dura”. A las 10:10 detuvieron el concierto para sacar el agua que se había acumulado en la lona que cubría el escenario. En la pausa mucha gente se fue.
Y volvió... El concierto fue reanudado 15 minutos después, a las 10:25, con la balada cristiana “Mi bendición”. Con un gran coro que seguía desafiando la lluvia, para calentar al público Juan Luis marcó el merengue “No hay nada imposible”. Luego siguieron los temas “El Niágara en bicicleta”, “Lola's Mambo” y “Visa para un sueño”. Posteriormente, al compás de los acordes de “Frío, frío”, salió Romeo Santos y la cantaron a dúo, provocando la más fuerte algarabía de la noche. Juan Luis continuó a ritmo de “Las avispas”.
El siguiente corte, ya sin lluvia y a las 11:00, fue Bachata en Fukuoka. En ese momento Juan Luis dijo que “este es el mejor público del mundo” y tocó el son “La guagua”. Momentos después vinieron “En el cielo no hay hospital”, el merengue típico “La cosquillita”, “A pedir tu mano” y “Estrellitas y duendes”.
Tras las estrellas regresó la lluvia. Tal vez se trató de una confabulación celestial para que la gente abriera sus paraguas justo cuando Juan Luis se disponía a cantar ”Ojalá que llueva café”.
A estas alturas ya él se había despedido tres veces. Cada una de ellas regresó porque el público, a pesar de la forma en que se mojaba, no se marchaba. Es por ello que el concierto finalizó a las 11:30 p.m.
Héctor Aníbal. La gente se quejaba a la entrada porque las puertas fueron abiertas muy tarde, a las 9:00, cuando ya había finalizado la actuación del anfitrión, Héctor Aníbal, el hijo de Adalgisa Pantaleón. Todavía había miles de personas haciendo fila tratando de entrar al Estadio Olímpico Félix Sánchez. Héctor Aníbal abrió a las 8: 40 y se despidió a las 9:00 en punto.
Las claves
1. La fila... inmensa
A las 9:00 de la noche, poco antes de que Juan Luis comenzara a tocar, todavía había miles de personas que estaban haciendo una larga fila fuera del estadio.
2. Ay, el mercado negro
Las boletas del concierto, que supuestamente estaban agotadas, sobre todo las de terreno preferencial, las ofertaba el mercado negro dos días antes. Ayer se veía a bastante gente vendiendo boletas en la Ortega y Gasset.
3. El gran desafío
El masivo público que llenó el Estado Olímpico desafió el torrencial aguacero que cayó durante horas. La gente, sin embargo, bailó y disfrutó del concierto patrocinado por Orange.
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